viernes, abril 15, 2011

¿Cómo te digo a dios?

No se como escribirte esta noche, no es como las otras donde las palabras me brotaban como una fuente interminable, no esta noche es especialmente mezquina en palabras, se debe a que hay algo que las bloquea, además de miedo esta el orgullo, y entre ambos confinan mis palabras al encierro. Apuestan por que se desgasten, pero al final siempre hay un resquicio por el cual la verdad se escapa.

Esta noche puedo decir que te quiero, que eres importante para mi vida, pero también siento un enorme resentimiento, porque cuando más necesite de ti, no pudiste atender mi llamado, quizás no sea tu culpa, simplemente no me quieres lo suficiente.

No he sabido como actuar todos estos días, me siento perdido entre mis pensamientos, ente una y otra idea tonta, saltando de ensoñación a cruda verdad, no me salvan ni las series que me hablan de un universo más grande de lo que imagino, y que al final como todo dejará de existir, no me consuelo con eso, por ahora la sensación de fracaso, y la emociones consumen mi razón y mis ganas.

Por eso el tiempo que te dedicaría a esperarte, se me ha acabado, he decidido no seguir esperando a que las cosas cambien entre nosotros, a que por fin tengas tiempo en tu vida para mi, he decidido dejar de esperarte, ahora si comenzaré a extrañarte con ganas. Te dejo en paz, para que recuperes tu autentica tranquilidad, para que no te sientas abrumada por llamar, para que no se te reproche lo espaciado de tus llamados, lo cierto es que en este punto de mi vida no me alcanza las fuerzas, para enfrentar todo lo que tengo por delante, y luchar con tu ausencia, pelear con tu fantasma, reclamarte tiempo, y encelarme por todas las personas con las que si puedes estar, no es algo para lo que tenga energías.

He decidido que no es lo que quiero para mi, que no necesito sufrir, que no hay que forzar nada, que no debo de cerrarme a ninguna posibilidad, que esperé un tiempo prudente, que hice lo que creí correcto, y que nunca te falte al respeto, ni te chantajee, que fui honesto hasta donde pude, pero que no nos alcanzó, que por muchas razones que se nos escapan, no podemos estar juntos, eso ya lo entendí, ya lloré lo suficiente, ahora con mucha calma y serenidad, puedo decirte a dios vida mía. 

Muchas gracias por todo, y deseo que todo te vaya bien.

domingo, abril 10, 2011

La confianza perdida.

Hace días que llevo guardando las cosas muy profundamente, no quería revelarlas ni a mi mismo, pero no se pueden ocultar, menos aún tratar de sepultar, su naturaleza las obliga a buscar la superficie, a tomar una forma material, un hecho al que llamamos revelación.

No deseo brindar a estas líneas la forma de una revelación, en cambio quiero darles la forma de una exhalación, que me deje espacio para una nueva y fresca bocanada de aire. Lo problemas suelen contaminarlo todo, intoxicar el animo, infectar las emociones, nublar la razón, sucumben el espíritu, esa enorme sensación de derrota que lo conquista todo.

Así me siento con el pecho lleno de decepciones, con el aire contaminado acumulándose en mi interior, incapaz de hacer que esos problemas salgan a la superficie que reclama mi espíritu, para poder abrevar de un aire más limpio, que permita diluir de apoco la contaminación que traen los problemas.

Este es mi manera de entender lo que hago cuando en días como hoy cojo el suficiente valor para animarme a escribir y tratar de sacar los problemas acumulados en mi interior, que intoxican todo, y que amenazan con no dejar de contaminar todas mis emociones.

Esta vez no escribo como le he hecho en otras ocasiones, por tener el corazón roto, no sufro la agonía de un amor no correspondido, o marchito, ni lloro la indiferencia de una mujer, es más no he llorado por esto, y si involucra a una mujer, pero en un afecto muy diferente, y si rompe ilusiones, confianza, cariño, sentimientos.

Es común que se rompan cosas, lazos y afecciones,  que se desvanezca la confianza, eso me ha pasado; la fe se la he perdido a alguien con quien compartí una historia en común, el punto de partida de esta aventura de la vida, con quién comparto material genético, que nos hace descendientes de las mismas personas, nuestros genes gritan hermandad, y nuestra crianza común amaso un cariño que no se diluye en el tiempo, capaz de soportar muchas cosas, inclusive ahora mismo cuando dudo si soportará esta prueba.

Los errores nos marcan, cuanto a más personas afectan, no entendemos el alcance de nuestras faltas hasta que ves como bañan los ojos de las personas que te quieren.

No se por donde continuar este intento de desahogo, quizás por comenzar como si me hablara a mi mismo, o quizás sea mejor como si le hablara al mejor de mis amigos.

Creo que no entraré en detalles, no en este espacio no ahora.

Pero este problema implica directa a mi hermana, es ella la que se ha metido en un lio enorme, que amenaza con acabar con las finanzas de la familia, y con la tranquilidad de la misma, tan grande que me siento y nos sentimos en general incapaces de ayudarla. Pero lo pero es no saber si ayudarla o no, puesto que sus alegatos no gozan de nuestra confianza, no le creemos, y eso es doloroso por donde se le vea.

No somos capaces de entender que es lo que pasa, y sabemos si creer o no de lo que se le acusa, por el momento nos limitamos a esperar a que las cosas sigan su cursos, a esperar a que la verdad sea revelada en pedazos de historias y de evidencias. Todos tratamos de darnos un panorama más fidedigno de la realidad, una esperanza banal quizás, pero ante la perdida de la confianza, cualquier cosa que se parezca a la verdad es aceptable.

¿Cómo creer en alguien, a quién toda la evidencia acusa?

En especial cuando no es la primera vez que miente en algo tan importante y que afecta a tanta gente, como creerle si su conducta no apunta a la honestidad.

Le conozco de toda la vida, y casi puedo adivinar cuando miente, por muy buena que sea para hacerlo, pero a parte de eso siento que ya no conozco a esa mujer, que mi hermana hace mucho no es la mujer a la que conocí, ni con la que crecí, ni con la que compartí crianza, techo y afectos. Hace mucho que ella cambio, como todo, pero en un sentido grotesco, salvaje, y hasta maligno.

Las cosas de las que hablaba recientemente  y en las que se interesaba, y los comentarios que hacia, estaban muy distantes de los que con suma inteligencia solía soltar, y que nos revelaban su profundo razonamiento.

Esos cambios la han arrojado a donde ahora esta, ese camino que escogió la tiene postrada ahora, incapaz de salir del laberinto que ha construido con mentiras, por ahora le vemos, no podemos asistirle más allá, habrá que esperar un poco más, y habrá que quererla sin pedir nada, sin demandar la verdad, habrá que ayudarle, por todo lo que nos une, a pesar de este terrible desencuentro que nos separa.

 

El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer.

 

Mariano José de Larra (1809-1837) Escritor español.