sábado, septiembre 25, 2010

No lo entiendo

¿Qué es esto que se me presenta hoy?

No lo entiendo del todo, no lo se, no tengo la menor idea de lo que sea, trato de esgrimir alguna explicación, pero no la encuentro, ¿qué será?. A caso el influjo sobre dimensionado de Júpiter en mi azorada cabeza, o no tengo que ir tan lejos, para explicar lo que aquí mismo ocurre.

Serán el producto de todos estos días de pesadumbres, de lúgubres elucubraciones, e imaginarios nefastos; mi optimismo se ha alejado, quizás ande en la búsqueda de pretextos nuevos, algo que justifique las sonrisas que inconsciente emito.

Las sonrisas de autenticas y fehaciente las doy solo contigo, esa es tu suprema facultad en este momento, el de hacerme sentir verdaderamente vivo; y esto es lo que en resumidas cuenta me preocupa.

No quiero renunciar a mi grata soledad, pero admito que cada día me es más grata tu presencia, y que tus ausencias las soporto menos.

Al menos por un tiempo quiero estar a tu lado, e intentar acomodarme a ti.

cita

Será mejor dejar la explicación por un lado, arrojarse a lo que se siente, y encomendarle al corazón que se haga cargo de ahora en adelante, he llegado al punto en el que no quiero saber a detalle lo que me pasa, mientras me plazca permanecer a tu lado.

Arrojémonos sin pensarlo, y comencemos este recorrido juntos.

Sin detenernos a tratar de entenderlo.

Estoy viviendo la ausencia de la razón y lo estoy disfrutando enormemente.

Unas palabras sin otro afán que decirte “guapa”.

Algunas cosas nos deslumbran, la belleza tiene esa facultad, la de eclipsarlo todo y quedar extasiado por su luz la cual no molesta a los curioso ojos, al contrario la pupila obediente se dilata para captar la mayor cantidad de hermosura que le sea posible; y el corazón, ¡que manera de sublevarse!. Comienza su loca carrera por enviar sangre a cada rincón del cuerpo, alertado por tu belleza, con el único fin, de tratar a como de lugar, alertar al cuerpo, para que sea consciente de la hermosura que tiene enfrente. Todo esto en un brevísimo e imperceptible espacio de tiempo, el mismo en que cabe un pestañeo.

Esto y más sentí hoy al verte, un arrebato invadió mi mente, pero no sucumbí ante el, triunfo mi cordura una vez más (admito que no se si esto sea bueno o malo), la razón detuvo al instinto, porque de otra forma te hubiera saltado encima, hermosa mía.

Apenas y miraste al llegar, no recuerdo lo que dijiste, ¿quién puede poner atención? Incapaz de reaccionar con tus palabras, apenas y pude corresponder a tu sonrisa.

No vuelvas a tomarme por sorpresa linda, no te atrevas a darme más gustosos sobre saltos, la próxima, no me tomaras sin el verso exacto para calificar tu belleza, para decirte guapa de una y mil formas, para rendir homenaje a tu hermosura, para estar a la altura de tu dulzura, para arrebatarte una sonrisa plena, para tratar de acercarme a describir el poder de tu mirar.

Ya ansió el momento de encontrarme con el poderoso influjo de tus ojos, y deleitar mi tenaz mirada en la curvatura de tus formas, quiero recorrer tu cuerpo con la mirada deleitar me con la vista que se descubre ante mi, quiero que el corazón se me acelere mientras recorro suavemente el encanto de tus formas, quiero pasearme por tus pechos y tus nalgas, y detenerme un poco en tu cintura.

Ya quiero verte ¡hermosa!.

sábado, septiembre 11, 2010

Mi razón destrozada

Los despojos de mi razón convertidos en piezas sin forma precisa aunque algunos guardan cierta regularidad, yace mi razón necia, ahora comenzará el proceso de ser olvidada, una vez destrozada ya no queda esperanza, sus partes son acogidas por el viento, revoloteada, se entre mezclan, pero ya no importa, ya no nada.

No reivindican ideas, sueños, añoranza, enseñanzas, o experiencias, solo son fragmentos de lo que fue, de lo que constituyo laguna vez la vaga idea de una explicación de la verdad.

Todo lo que me queda es mi razón destrozada, ahora también pisoteada, por la demencia, en colusión con la más terrible de las ignorancias, la autoalimentada. Sin mi razón he dejado de existir, me limito a mantener la funciones bilógicas básicas; ya no puedo afirmar que existo, ni imaginar, ni prever, puedo moverme, caminar, besar, todo esta en mis recuerdos, en esa parte intacta de mi memoria, solo que ya no significan nada.

No puedo discernir, entre el ayer y el mañana, y menos anticiparme a algo, ni esgrimir la estrategia para lograr algo. Mi razón yace destrozada junto a mis recuerdos intactos. Y ninguno de los dos es algo.

Fragmentos de lo que fui, ahora se esparcen por el espacio.

martes, septiembre 07, 2010

Te Quiero

Te quiero grandísimo cabrón, porque aprendía hacerlo, no el patio de una escuela saludando a la bandera, sino en el ánimo de toda esa masa que se considera tu pueblo.

Te quiero por todo lo que eres con todo lo que tienes, no sé muy bien porque.

Te quiero a pesar de no saber desde cuando, pero si hasta cuándo; me enamoran tus colores, algunos de tus olores, y lo poco ordinario que eres.

Te quiero, hasta cuando te detesto; hay cosas de ti que me disgustan, pero me ofreces la oportunidad de entenderlas.

No me gusta tu pobreza, porque es el reflejo de nuestra incapacidad, pues tu ofreces generoso como siempre, la oportunidad de cambiar nuestra estrella.

Detesto la injusticia que se vive en tu suelo, la que deja en el desamparo a millones de tus hijos, con la mirada clavada en otro lado, en algún lugar donde la esperanza resida.

Te quiero porque aquí mismo le das acogida a nuestras banales esperanzas humanas.

Te quiero, porque te niegas a tomar una forma determinada, un único rostro, una única creencia, una única razón.

Te quiero en medio del desmadre que tenemos ahora, te quiero hasta la madre.

Te quiero a pesar de que nos quieran borrar la sonrisa a putazos, a balazos, o estallidos de granada.

Te quiero porque siempre hay la oportunidad en tu seno de arreglar tanto puto desmadre.

Te quiero, así nomás, sin razones, ni alusiones, aquí estoy amándote de manera irracional, sin que seas algo, pero siendo lo que amo.

Te quiero, sin saber en qué momento lo aprendí, quizás cuando supe que todo lo que soy, lo que recuerdo, lo que he amado, está en ti.

Te quiero, porque te conocí en los labios de María, en los senos de Juana, y los suspiros de Hortensia.

Te quiero, porque amo a como sabes en una quesadilla de huitlacoche, o en una tostada de pata, bañados en salsa verde.

Te quiero a pesar de que no me gusta tanto tu cerveza, pero aprecio inconmensurablemente tu mezcal, tu tequila, y el vino de Baja California.

Te quiero en una tarde nublada de verano en mi sierra poblana, te quiero cuando la neblina cubre mi patria chica de nombre Zacapoaxtla.

Te quiero por tu historia, por la que nos han decidido contar, sobre todo por esas millones de historias no contadas, y que tú conoces.

Te quiero por todos los pasos que acumulas en cada jornada, por los sueños que alimentas en cada amanecer, en esas interminables madrugadas.

Te quiero en medio de una noche de velada, con los amigos, en rededor de una mesa repleta de alcohol, sumergida en nube gris de humo de cigarros.

Te quiero por esas noches de trova, con amigos y con extraños.

Te quiero por lo que será, de ti de mi y de todos.

Te quiero, por ser testigo de cómo tus mujeres se liberan, marchan altivas a su destino, y se transforman en la fuerza creadora de tu destino.

Te quiero por los besos arrebatados a una de tus dulces criaturas.

Te quiero cuando provocas que suenen las cuerdas de una guitarra, la trompeta de un mariachi, el arpa de una bamba, o el violín tocando un huapango.

Te quiero cuando alguien se atreve a cantar con emoción, sin importar lo malo de la canción o su ingrata afinación.

Te quiero, cuando se avientan a cantar el rey.

Te quiero aunque no sepas ni mi nombre.