martes, septiembre 07, 2010

Te Quiero

Te quiero grandísimo cabrón, porque aprendía hacerlo, no el patio de una escuela saludando a la bandera, sino en el ánimo de toda esa masa que se considera tu pueblo.

Te quiero por todo lo que eres con todo lo que tienes, no sé muy bien porque.

Te quiero a pesar de no saber desde cuando, pero si hasta cuándo; me enamoran tus colores, algunos de tus olores, y lo poco ordinario que eres.

Te quiero, hasta cuando te detesto; hay cosas de ti que me disgustan, pero me ofreces la oportunidad de entenderlas.

No me gusta tu pobreza, porque es el reflejo de nuestra incapacidad, pues tu ofreces generoso como siempre, la oportunidad de cambiar nuestra estrella.

Detesto la injusticia que se vive en tu suelo, la que deja en el desamparo a millones de tus hijos, con la mirada clavada en otro lado, en algún lugar donde la esperanza resida.

Te quiero porque aquí mismo le das acogida a nuestras banales esperanzas humanas.

Te quiero, porque te niegas a tomar una forma determinada, un único rostro, una única creencia, una única razón.

Te quiero en medio del desmadre que tenemos ahora, te quiero hasta la madre.

Te quiero a pesar de que nos quieran borrar la sonrisa a putazos, a balazos, o estallidos de granada.

Te quiero porque siempre hay la oportunidad en tu seno de arreglar tanto puto desmadre.

Te quiero, así nomás, sin razones, ni alusiones, aquí estoy amándote de manera irracional, sin que seas algo, pero siendo lo que amo.

Te quiero, sin saber en qué momento lo aprendí, quizás cuando supe que todo lo que soy, lo que recuerdo, lo que he amado, está en ti.

Te quiero, porque te conocí en los labios de María, en los senos de Juana, y los suspiros de Hortensia.

Te quiero, porque amo a como sabes en una quesadilla de huitlacoche, o en una tostada de pata, bañados en salsa verde.

Te quiero a pesar de que no me gusta tanto tu cerveza, pero aprecio inconmensurablemente tu mezcal, tu tequila, y el vino de Baja California.

Te quiero en una tarde nublada de verano en mi sierra poblana, te quiero cuando la neblina cubre mi patria chica de nombre Zacapoaxtla.

Te quiero por tu historia, por la que nos han decidido contar, sobre todo por esas millones de historias no contadas, y que tú conoces.

Te quiero por todos los pasos que acumulas en cada jornada, por los sueños que alimentas en cada amanecer, en esas interminables madrugadas.

Te quiero en medio de una noche de velada, con los amigos, en rededor de una mesa repleta de alcohol, sumergida en nube gris de humo de cigarros.

Te quiero por esas noches de trova, con amigos y con extraños.

Te quiero por lo que será, de ti de mi y de todos.

Te quiero, por ser testigo de cómo tus mujeres se liberan, marchan altivas a su destino, y se transforman en la fuerza creadora de tu destino.

Te quiero por los besos arrebatados a una de tus dulces criaturas.

Te quiero cuando provocas que suenen las cuerdas de una guitarra, la trompeta de un mariachi, el arpa de una bamba, o el violín tocando un huapango.

Te quiero cuando alguien se atreve a cantar con emoción, sin importar lo malo de la canción o su ingrata afinación.

Te quiero, cuando se avientan a cantar el rey.

Te quiero aunque no sepas ni mi nombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario