sábado, septiembre 25, 2010

Unas palabras sin otro afán que decirte “guapa”.

Algunas cosas nos deslumbran, la belleza tiene esa facultad, la de eclipsarlo todo y quedar extasiado por su luz la cual no molesta a los curioso ojos, al contrario la pupila obediente se dilata para captar la mayor cantidad de hermosura que le sea posible; y el corazón, ¡que manera de sublevarse!. Comienza su loca carrera por enviar sangre a cada rincón del cuerpo, alertado por tu belleza, con el único fin, de tratar a como de lugar, alertar al cuerpo, para que sea consciente de la hermosura que tiene enfrente. Todo esto en un brevísimo e imperceptible espacio de tiempo, el mismo en que cabe un pestañeo.

Esto y más sentí hoy al verte, un arrebato invadió mi mente, pero no sucumbí ante el, triunfo mi cordura una vez más (admito que no se si esto sea bueno o malo), la razón detuvo al instinto, porque de otra forma te hubiera saltado encima, hermosa mía.

Apenas y miraste al llegar, no recuerdo lo que dijiste, ¿quién puede poner atención? Incapaz de reaccionar con tus palabras, apenas y pude corresponder a tu sonrisa.

No vuelvas a tomarme por sorpresa linda, no te atrevas a darme más gustosos sobre saltos, la próxima, no me tomaras sin el verso exacto para calificar tu belleza, para decirte guapa de una y mil formas, para rendir homenaje a tu hermosura, para estar a la altura de tu dulzura, para arrebatarte una sonrisa plena, para tratar de acercarme a describir el poder de tu mirar.

Ya ansió el momento de encontrarme con el poderoso influjo de tus ojos, y deleitar mi tenaz mirada en la curvatura de tus formas, quiero recorrer tu cuerpo con la mirada deleitar me con la vista que se descubre ante mi, quiero que el corazón se me acelere mientras recorro suavemente el encanto de tus formas, quiero pasearme por tus pechos y tus nalgas, y detenerme un poco en tu cintura.

Ya quiero verte ¡hermosa!.

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