viernes, noviembre 05, 2010

Los culpables son tus besos.

Fueron tus besos los que me animaron a escribir esas líneas, que hoy tanto me agradeces, te las merecías desde siempre, por la divina mujer que eres; mi función se a limitado a la de un narrador, solo he escrito lo que veo en tu mirada, y ni siquiera lo he logrado de manera satisfactoria, no me he acercado a describir la belleza que encuentro en tu mirada, ni puede explicar la emoción de tus beso, mucho menos escribir de ello, no se como explicar la infinita satisfacción de tenerte cerca, de poder tocarte, de poder besarte, no puedo describir lo hermoso que es tenerte por lo menos unos instantes, en nuestras escapadas, en nuestros santuarios escondidos, los que nos pertenecen, en donde puedes estar para mi, sin temores.

Ahora estamos frente a las consecuencias de nuestras acciones, sin otro remedio que enfrentarlas, bienvenidas sean; las enfrentaremos al amparo de nuestros besos, con la fuerza que hace temblar a nuestros corazones, con la fe y la esperanza que se genera al calor de los amantes, vivamos las consecuencia tomados de la mano vida mía.

Mi bella señorina

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