jueves, febrero 25, 2010

Tus lentos pasos.

Tus lentos pasos, tu frágil cuerpo, tu voz delgada, pero con la curiosidad de siempre, con las mismas añoranzas de hace unos ayeres, con tu sonrisa franca, y tu humor simple.

En tus ojos aún se percibe el entusiasmo por llegar al ver el horizonte, por descubrirle formas a las nubes; como cuando lo hacías juntos a tus hermanas tumbadas sobre la hierba, y soñaban con algún momento del futuro, ese que ahora es un punto en el pasado.

Cuantos anhelos reunidos, cuantas noches en vela, cuanta ropa lavada, cuanto esfuerzo sudado, cuanto trabajo acumulado guardan tus manos.

Nada te preparo para el cansancio, tu carácter indómito no lo permite, no se rinde, no lo acepta, tu corazón rechaza el veredicto del tiempo, y desafías nuevamente al destino.

Sigues cumpliendo con tu destino, de la única forma en la que sabes hacerlo, con el mismo coraje de la la niña de 13 años que sembró un mango, ahora eres la abuela a veces testaruda que no cesa de tratarnos como niños, que reclamas, y gritas a la menor provocación, pero que ríes con la misma facilidad.

Continuemos pues con el recorrido y  veamos que sorpresas hay en el camino, que nuevas cosas verán tus ojos, veremos con que te vuelves a sorprender.

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