viernes, julio 08, 2011

Palabras ocultando ideas.

Poco he intentado poner en letras de lo que me pasa en los últimos días, o mejor dicho poco he puesto en letras para que los demás lo lean, este espacio es para que quede expuesto a cualquiera lo que escribo, y en estos días he procurado escribir para mi, para tratar de ser total y absolutamente honesto, ¿después de todo no me interesa engañarme a mi mismo?.

Sin embargo no he conseguido el objetivo de la honestidad absoluta, hay cosas que no me atrevo a decirme a mi mismo, y menos a ponerlas en papel, o en espacios electrónicos. ¿Qué es ese pudor que me impide revelarme ciertas cosas guarecidas en lo más recóndito de mi mente?, ¿Si es que ese lugar existe?.

¿Cuantas formas hay de esconder las cosas? Quizás este escrito sea un intento de esconder un algo en un doble fondo, que las palabras que supuestamente están destinadas a revelar algo, en realidad tienen el propósito de sellar ese algo profundamente, sin permitir que por ningún resquicio se asome una verdad con su cara dolorosa, fea, cruel, e indeseable. Palabras buscando esconder pasiones, ideas, bestialidades, orfandad, miseria, miedo, desesperanza.

A lo mejor es un intento de salvación, tratar de llevar a la mente a vericuetos despreciables, para que entre una idea despreciable y otra, se confunda, se pierda y desista de su terquedad por saber lo que le acongoja.

A veces da miedo saber que es lo que más duele, o que mal nos aqueja, pues de antemano sabemos que de ser ciertas nuestras conjeturas el padecimiento no tiene remedio alguno, y tener la certeza de estar infectados de ello, nos sumerge en el más profundo de los miedos.

La mente se defiende como puede, y hace todo lo que esta a su alcance para mantener un poco de eso que llamamos cordura, o al menos eso es lo que creemos. La locura me asusta, en especial cuando parece mucho más placida que los intentos de cordura.

La razón se me pierde en este momento en el horizonte, como en el preámbulo de una confesión terrible, pero mis dedos no obedecen, y cierran por ahora su salida a la luz, su transmutación en letras; aunque cada día es más difícil mantener la mente callada.

 

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